jueves, 7 de febrero de 2013

JÓVENES NOVELISTAS EN NUESTRO CENTRO!!

Ainhoa Díaz Canet (1º Bachillerato A)                                    
Nunca pierdas la esperanza 

No, es imposible, ya no sale nada. Tus ojos parecen haberse secado después de que unas cuantas lágrimas cayesen de ellos. Unas gotas que podrían haber desbordado cualquier río seco. Llevas demasiado tiempo así, muchos meses en los que tu amiga, la soledad, y tú sois inseparables. Ella es una buena compañera en situaciones de estrés y agobio pero cuando se convierte en tu mano derecha, puede llevarte a la más profunda desesperación.  Has recibido muchos golpes en poco tiempo, golpes duros, suaves… que han ido deteriorándote cada vez más. Tu escudo y tú habéis aguantado numerosas batallas pero últimamente parece haber desaparecido dejándote en primera línea, al descubierto. 
                                     Recuerdas todos y cada uno de los momentos pasados, de los vividos con esa persona especial que te lo daba todo a cambio de nada. Muchos problemas y diversas complicaciones consiguieron arrancarla de tu vida, separarla de tu camino, alejándola cada vez más. ¿Era eso acaso una felicidad irreal? ¿Un cuento de hadas o algo por el estilo?  
No puedes más, tus músculos ya no pueden más. Están agarrotados, tensos por tanta presión soportada,  impidiéndote  escapar de esa pesadilla real. Necesitas un descanso, un soplo de aire fresco que parece nunca llegar. Todos tus sueños se desvanecen en un suspiro, en unas palabras quizá equivocadas y en las lágrimas que, incesantes, no dejan de caer por tu mejilla. No confías en nada  ni en nadie que no seas tú. Todo se vuelve extraño, diferente y, sobre todo, dañino. 
Necesitas volver a confiar, volver a creer en todas y cada una de las cosas que le daban color a tu vida. Escuchar una voz tranquilizadora que te recoja en sus brazos amables. 
Nunca pierdas la esperanza, no veas extraño lo que te rodea; en ocasiones las mejores cosas  vienen cuando uno menos las espera. 
 

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